El Almería se ha encontrado con su primera pequeña crisis en su vuelta a la máxima categoría. Los de Rubi no han puntuado en ninguno de sus tres últimos partidos. El problema se agrava más aún cuando dos de estas tres últimas derrotas han sido en enfrentamientos contra rivales con el mismo objetivo que los rojiblancos, la permanencia.
Esas derrotas de las que te acuerdas a final de temporada cuando tienes que hacer cuentas y remontarte al pasado, repasando el famoso golaverage que has obtenido contra estos equipos. Además, el asunto no es sólo que no les acompañen los resultados, sino que, sin mostrar ninguna eficacia en el juego ofensivo, ni solvencia en el defensivo, es imposible que los resultados acompañen.
Eso es lo que realmente tiene preocupado a Rubi y al aficionado rojiblanco. El míster ha pedido en innumerables ocasiones tiempo y es normal, porque el equipo que jugó la jornada 3 poco se parece al que lo ha hecho en la 6. Tiene que reordenar las piezas y hay que mirar al futuro. Sin embargo, sería absurdo analizar el juego del equipo, sobre todo el de ataque, sin mirar con perspectiva de pasado.
Las decisiones que se han tomado a lo largo del mercado de fichajes, ya lo avisó Rubi, podrían traer consecuencias más adelante y parece que eso, se está haciendo evidente, al menos de momento. Si algo no te permite el fútbol es tomarte demasiado tiempo y cuando el juego de tu equipo está ausente, los resultados solo pueden ser malos.