En el Sevilla siguen sin tener claro cómo van a remontar el vuelo de la temporada. Ven a su entrenador, Julen Lopetegui, buscando y encontrando algunas soluciones que van mejorando, muy poco a poco, al equipo, cómo se ha demostrado en la última semana, con tres partidos oficiales sin perder y un cuatro de seis en Liga fuera de casa que al menos dejan la tempestad que sufren en Nervión en una lluvia intensa.
Esta semana anterior era definitiva para el entrenador. De haber caído en Villarreal, hoy estaría haciendo las maletas. El equipo aguantó una segunda parte donde volvería a sufrir y en el club no saben realmente qué camino tomar. Para eso está Monchi. Y el director deportivo, visto lo visto, no quiere remover lo realizado por Lopetegui en la mejora de las prestaciones del equipo. No se ha caído del todo, piensa Monchi. Hay tiempo para recuperarse.
Por eso, y salvo un cambio radical en la opinión del director deportivo, o que los dirigentes aprieten de lo lindo para un relevo en el banquillo, Julen Lopetegui contará con un poco más de tiempo para seguir armando a un Sevilla que sigue muy verde en cuanto a ser fiable en las áreas, pero al menos compite de verdad y va mejorando en cada parcela del campo con el paso de los partidos.
Es decir, Lopetegui ha conseguido ese tiempo que Monchi mismo reconocía que necesitaba la plantilla para ponerse a tono. Un tiempo que no es infinito. Porque la semana después del parón visitan el Sánchez-Pizjuán el Atlético, el Borussia Dortmund y el Athletic. Uno detrás de otro. Todos en casa. El presidente y su gente cercana se agarran al sillón por si regresan los pitos. La anterior crisis se sofocó por los pelos. Una futura acabaría con Lopetegui cesado.