Existe una ley no escrita del fútbol que dice que si perdonas mucho, lo acabas pagando. Eso sucedió hoy en La Cerámica, cuando la UD Almería ha vuelto a perder puntos en los últimos minutos. En un encuentro en el que ofreció recursos sólidos para ganar, o al menos no perder, sucumbió y en el vaivén de transiciones del submarino (2-1), quien mediante la cabeza de Sorloth, volvieron a sepultar la buena imagen ofrecida por los rojiblancos.
No fue por falta de ocasiones ni por falta de actitud. El equipo tiene un problema de dos vertientes. La facilidad para encajar gol y la dificultad para materializar sus ocasiones, de la que deriva una debilidad psicológica que saca del partido a muchos jugadores durante varios compases del partido. En el partido de hoy se vio un equipo más trabajado, con verticalidad y solidaridad defensiva, pero aun falta un extra de contundencia que imposibilita cosechar buenos resultados.
El Almería volvió a dominar los primeros minutos del encuentro, como es costumbre. Vicente Moreno quiere que el equipo sea valiente, defendiendo lejos de su área mientras ataca. Ese buen arranque estuvo a punto de encontrar su recompensa cuando Luis Suárez dejaba su primer aviso con un disparo al que Jorgensen exhibió reflejos para evitar que el partido empezase de malas maneras para los locales. El colombiano volvió a ser el delantero móvil que necesita el equipo, aportando desborde, desmarques, disparos a puerta y apoyo defensivo.
Polémicas decisiones arbitrales
La polémica tampoco tardó en llegar, cuando Embarba cae en el área tras recibir un contacto de Capoue y Carlos Romero. A pesar del contacto, Ni Alberola Rojas desde el VAR ni Hernández Maeso en el verde, consideraron penalti el doble derribo. Poco después, Capoue recibió una amarilla por pisar a Robertone y dos minutos después repetía acción con Gonzalo Melero, pero el colegiado extremeño decidió no aplicar la segunda tarjeta. Es cierto que toca balón, pero después hay pisotón. Una jugada que pudo cambiar completamente el devenir del partido.
Fragilidad defensiva e ineficiencia ofensiva
Al margen de las polémicas, el Almería seguía creciendo en el encuentro con la movilidad de su parcela ofensiva, a la par que Robertone filtraba un pase que rompió el muro amarillo para que Akieme fusilase a Jorgensen. Ese pase sólo lo vieron el argentino y el lateral. Con la dificultad que conlleva adelantarse en el marcador, a los visitantes le volvieron a temblar las piernas. Un pase filtrado al canterano Romero y un despeje erróneo de César Montes precedieron al tanto de Gerard Moreno, que ponía las tablas en el minuto 50′. Jarro de agua fría para arrancar la segunda mitad.
La segunda parte, lejos de afectar el gol psicológico de Gerard, los visitantes volvieron a salir con autoridad y con una gran cantidad de ocasiones desbaratadas por Jorgensen o por la falta de puntería, siendo la más clamorosa el mano a mano que Luis Suárez cruza en exceso para perdonar lo que era el 1-2. Lopy, Embarba, Robertone o el propio Suárez tuvieron en sus botas las opciones de puntuar, que se difuminaron en el minuto 89, cuando en una transición de los locales con los almerienses desfondados, fue remachada por Alexander Sorloth para prolongar el maleficio de resultados ante el Villarreal. A pesar de la buena imagen ofrecida durante todo el partido, la falta de contundencia en ataque y en el área propia vuelven a dejar al Almería sin premio.