En el día de ayer, se hizo oficial que el encuentro entre culés y valencianistas acabaría por disputarse en el estadio que actualmente ocupa la sección femenina del conjunto blaugrana, donde los dirigidos por Hansi Flick ya tuvieron la oportunidad de jugar dado el desarrollo del Trofeu Joan Gamper. Tras ser un secreto a voces, en conjunto con la competición, el FC Barcelona se decantó por disputar la cuarta jornada en dicho feudo en detrimento de un Camp Nou que avanza aunque sin el permiso definitivo.
El FC Barcelona – Valencia, un encuentro que mezcla rivalidades pasadas, lengua y el ser un verdadero clásico del fútbol español, además de tener hora, ya tiene lugar de juego, no siendo muy lejos de Les Corts, concretamente en el Johan Cruyff, a no más de 10 kilómetros del centenario escenario azulgrana. A pesar de no ser catalogado como feudo óptimo para el dispute de encuentros de Primera División, el conjunto catalán no ha tenido pega alguna en cuanto a disputar el encuentro en el feudo que actualmente ocupa el Barça Atlètic y Femenino, dando de hablar dicha decisión.
El Johan Cruyff crea discrepancias
La decisión final de disputar el encuentro en el Johan, aún pareciendo meditada de varias semanas, padeció varios cambios de dirección en cuanto a llegar a un destino final. Jugar en Montilivi, en Mestalla o incluso regresar antes de tiempo al Camp Nou fueron algunas de las opciones que la entidad catalana barajó a fin de disputar la cuarta jornada y posteriores encuentros –que deberán disputarse en Montjuïc– y que acabará por hacerse en un Johan Cruyff que ha levantado críticas en el aficionado valencianista en cuanto al trato hacia el FC Barcelona por parte de la competición liguera.
El feudo en el que se disputará el enfrentamiento entre ambos clubes mediterráneos posee una capacidad de 6.000 espectadores, capacidad no apta a fin de albergar un duelo de Primera División. Concepto que ha encendido en gran medida al aficionado valencianista, que ve cómo la competición realiza nuevamente un favor a la entidad blaugrana, al mismo tiempo que su club, el Valencia, no muestra pizca de enfado sobre lo vivido, mostrando por enésima vez cómo LaLiga consiente y vela por la estabilidad de sus dos transatlánticos.
Pese al malestar creado en el vestuario dada la decisión final –saliendo Diego López en el día de ayer a exponer un malestar compartido por el vestuario de Mestalla–, el conjunto valencianista vela por el dispute del partido, visitando el domingo a un rival al que no consiguen batir en su feudo desde hace 9 temporadas, en lo que será un duelo donde lo deportivo queda mínimamente en segundo plano a causa de un nuevo consentimiento liguero hacia la subsistencia blaugrana.
El caso «Johan Cruyff», uno excepcional
El conjunto catalán no es pionero en jugar lejos de su estadio por obras. Además del más que famoso Montjuïc, que seguirá albergando encuentros de competición liguera y Liga de Campeones, diferentes clubes han padecido esa necesidad de ser nómadas a fin de poder regresar posteriormente a sus estadios. Estos son los casos de Villarreal, Real Madrid, Levante o Celta.
Durante las obras de El Madrigal, que daría paso hacia el actual Estadio de La Cerámica, el Villarreal no tuvo la potestad de disputar sus partidos en su ciudad deportiva –que, de forma homogénea al Johan Cruyff, no tiene esa potestad de denominarse estadio LaLiga– debiendo moverse la entidad amarilla hacia el Ciutat de Valencia, donde completó sus encuentros de Liga y Conference League a fin de dejar avanzar las obras en lo que hoy es su estadio.
El acérrimo rival azulgrana, el Real Madrid, con su paso hacia la modernización del Santiago Bernabéu, se movió a Valdebebas que, de la misma forma que el feudo del filial azulgrana, tampoco poseía esa potestad a fin de albergar encuentros ligueros (sí los de UEFA) acabando permitido a causa de las capacidades de restricciones Covid que dicho posee. Otros clubes como el Levante o el Celta también se vieron salpicados por las obras en sus estadios, siguiendo ambos clubes disputando los encuentros ligueros y coperos en sus estadios, solo moviéndose el Levante hacia el Pinatar Arena para casos excepcionales y medidas en dicho caso, de pandemia.
Que el conjunto azulgrana dispute su encuentro en el Johan Cruyff es una permisiva novedosa en el ámbito de llevar a cabo encuentros lejos del feudo principal de un conjunto en concreto, concepto que por el momento el Valencia CF calla y asume como un nuevo esquinazo de LaLiga hacia un club de magnitud menor.
Habrá valencianismo en Barcelona
La reducción más que considerable en cuanto a aforo del encuentro, a esos 6.000, podía ver afectada a la tripulación de aficionados valencianistas que pondría rumbo hacia la Ciudad Condal, uno de los destinos por antonomasia del seguidor valencianista en cuanto a encuentros lejos de Mestalla, dando igual la hora a la que se dispute el encuentro.
Dado el secreto a voces destapado en cuanto a estadio donde va a disputarse el encuentro, que desfavorecía en cuanto a asistencia al aficionado valencianista –dada la prioridad del seguidor residente en la ciudad de Barcelona a asistir al encuentro–, el conjunto catalán ha brindado alrededor de 290 entradas visitantes al conjunto valencianista, que, en contraposición a lo pactado en un principio, poseerá representación más allá de lo que pueda verse sobre el tapete de juego.
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