La posible venta del Sevilla FC se ha convertido en un murmullo permanente que atraviesa la ciudad. El parón liguero y las fiestas navideñas, con las reuniones familiares y de amigos, ha amplificado un debate que ya venía cargado de inquietud: un equipo instalado en la zona media, con muchos momentos de duda, lejos de su antigua autoridad en Europa, y un club que necesita resolver su situación financiera mientras define quién tomará el timón en los próximos años.
Según información del El Correo de Andalucía, son nueve las ofertas formales que hoy se disputan el control del club, un escenario sin precedentes en Nervión, y no ocho, como por algún otro medio se había indicado
Aunque el interés mediático es enorme, solo una parte mínima de las propuestas ha trascendido. La mayoría permanece bajo un hermetismo absoluto, protegido por acuerdos de confidencialidad que impiden conocer identidades, cifras o las intenciones de sus dirigentes. El club ha optado por esta vía para evitar distorsiones en el precio de las acciones, tensiones entre los bloques accionariales y filtraciones que puedan entorpecer las negociaciones.
Aun así, algunas piezas del puzle han salido a la luz. La única oferta de origen sevillano es la de la Tercera Vía, liderada por Antonio Lappí y Fede Quintero, que plantea un proyecto continuista en cuanto al sentimiento del aficionado y una valoración inicial de 320 millones de euros. Sin embargo, esa cifra no refleja el coste real de la operación, y su capacidad para ejecutarla genera dudas entre distintos accionistas.
Destaca la propuesta más avanzada de capital extranjero: un grupo estadounidense, del que tanto se viene hablando desde hace meses, que ya ha iniciado el análisis detallado de las cuentas del club, paso previo habitual antes de formalizar una oferta definitiva. También existe un segundo grupo español, del que no han trascendido nombres, y cinco propuestas adicionales, de las que apenas se conoce su carácter formal.
Parece que buena parte de las nueve ofertas procede de fondos internacionales que buscan posicionarse en clubes históricos del fútbol español. El Sevilla, por su marca, su trayectoria europea y su potencial de crecimiento, aparece como una oportunidad estratégica.
La mayoría de estos grupos cuenta con músculo financiero y capacidad para asumir parte de la deuda, lo que algunos de los accionistas consideran imprescindible para estabilizar la economía, Sin embargo otros recelan que este proyecto esté guiado únicamente por la rentabilidad lo que pudiera poner en peligro la identidad del club y comprometer su competitividad deportiva.
Más de una experiencia en España ya se ha tenido donde por encima del interés deportivo ha prevalecido el especulativo.
Del Nido Carrasco marca las líneas rojas
En medio de este escenario, el presidente José María del Nido Carrasco ha fijado una posición clara: no habrá socio minoritario ni salida a Bolsa. El consejo ha afirmado que solo estudiará operaciones que impliquen la transmisión de los grandes paquetes accionariales, descartando fórmulas intermedias.
Esta postura no es nueva. Meses atrás, Lappí ya rechazó integrarse en la estructura actual al no contemplarse la venta de un paquete mayoritario, lo que evidencia que el club no está dispuesto a abrir la puerta a soluciones a medias.
Sin embargo, aunque el club negocia su futuro, lucha por sostener su presente. Mientras el debate accionarial avanza en silencio, la situación económica obliga a actuar con urgencia. Del Nido Carrasco ha reconocido que el Sevilla ha consumido más rápido de lo que tenían previsto el crédito de 178 millones firmado con Goldman Sachs, una herramienta clave para cerrar el ejercicio y frenar una racha de cinco temporadas consecutivas en pérdidas.
La entidad se mueve así en un doble frente: estabilizar sus cuentas a corto plazo mientras decide si da paso a un nuevo modelo de propiedad.
Los próximos meses serán determinantes. Los accionistas deberán analizar las nueve propuestas detenidamente, conscientes de que la elección no solo afectará al balance económico, sino también a la identidad, al gobierno y las aspiraciones deportivas del club.
Mientras tanto, la afición con expectación y preocupación. Nervión sabe que está ante un momento histórico: el desenlace definirá el Sevilla FC de la próxima década.
Nervión espera respuestas.

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