El camino al Mundial 2026 de España tenía parada en el Martínez Valero, donde el combinado dirigido por Luis de la Fuente se cruzó con una Georgia repleta de viejos conocidos: Mamardashvili, Kochorashvili o el propio Kvaratskhelia, máxima amenaza del conjunto exsoviético. Los de De la Fuente, con ausencias destacadas como Huijseno Dani Olmo —entre varios otros—, buscaban mantener con mano firme su travesía hacia la segunda estrella.
España batió con autoridad a Georgia en una de sus citas de clasificación al Mundial de Estados Unidos. Frente a 28.661 espectadores, los de De la Fuente impusieron su criterio a base de compromiso grupal y un atropello ofensivo.
Primera parte
El primero de los acercamientos lo tendría el combinado español, con una internada de Pedro Porro por el costado diestro y que acabaría por inquietar a un Mamardashvili que despejaría hacia el córner. El conjunto del este europeosacó a relucir un sistema rocoso, con 5 en la retaguardia a fin de poder evitar las internadas centralizadas de un conjunto español que buscaba hacer pasar por Pedri cada cual de los balones que interceptaba.
Cumplido el quinto minuto de juego, Ferran Torres cayó cerca de la frontal del área, jugada que mostraba el inicio más que ofensivo del combinado español, que había volcado el quehacer del encuentro rotundamente hacia la portería del guardameta del Liverpool. Dicha jugada, fue se revisó por el VAR, quedando anulada y dando aire a una Georgia asfixiada por la posesión española.
Metidos del todo en el piraren cuarto de hora de juego, España subió dominando con puño firme los acontecimientos, con un juego por bandas que se alzó como lo más destacado de los locales. Pedro Porro y Ferran Torres establecieron un binomio que fue fruto de los quebraderos de cabeza visitantes y por ello, ocasiones más claras.
Las ocasiones de España iban cobrando y cumplido el ecuador del primer tiempo, Yéremi Pino desestabilizaría el electrónico en demérito de una Georgia que estaba siendo más que superada durante los primeros coletazos. Posteriormente al primero de los goles, España seguiría buscando aumentar su renta, topándose con un penalti que y inteligentemente, el ex portero valencianista acabaría parando.
El fallo desde el penalti no quebró al combinado español, los de De La Fuente siguieron haciendo cosquillas a los georgianos, que no encontraban métodos para alejar a España en lo que restó de una primera mitad que se tiñó de rojo como una grada que rozó el lleno.
Segunda parte
La segunda mitad empezó como acabó su predecesora, con un dominio letal en área georgiana por parte del combinado nacional español, que había padecido los primeros acercamientos del conjunto del Cáucaso al final de los primeros 45 minutos, aunque fueron contrarrestados con facilidad. Ferran y Oyarzabal, de lo más destacado en los primeros compases, tendrían las dos primeras y más claras ocasiones en favor de una España que olía sangre.
Llegados a la hora de juego, la función no cambió ni parecía cerca de sufrir un giro de guion. España abarcaba mucho campo, parecía ser mayoría frente a una Georgia que perseguía sombras, creando por ende un mayor número de ocasiones. En una de ellas, mediante un libre directo, Oyarzabal consiguió doblar la renta hasta el momento recolectada por el conjunto español. El eibarrés se ha desenvuelto como una de las piezas por antonomasia de la campeona de Europa, teniendo un papel más que primordial en las últimas ediciones de Eurocopa y Nations League.
Dado el control absoluto en cuanto a juego, sensaciones y goles, De la Fuente dio entrada a perfiles destinados a tener menos minutos. Borja Iglesias, Álex Baena, Marcos Llorente o Pablo Barrios tendrían un cuarto de hora sobre el tapete ilicitano, estrenándose con la absoluta el ‘8’ del Atlético de Madrid, que no tardó en mostrar su faceta ofensiva con un acercamiento que, como varios otros, se quedó en esa falta de último pase que colocase a España más cerca de Mamardashvili.
En el tramo final del encuentro, ambos conjuntos dejaron la armadura, aunque España con balón. A los de De la Fuente aún les dio tiempo a generar algunos últimos acercamientos, aunque sin llegar a reencontrarse con un gol que ya les había visitado en dos ocasiones. Con el pitido final, España legitimaba su dominio.
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