El conjunto de Mestalla suma únicamente 2 goles en sus últimos 4 partidos, números que dan a entender aquello en lo que se ha convertido el Valencia de Carlos Corberán: sumiso, sin un plan de juego donde los ofensivo posee un papel protagonista además un equipo que brinda el control de los acontecimientos a su rival.
Valencia arde en llamas y no estamos en Fallas. La entidad valencianista ha regresado a uno de sus hábitats por antonomasia de las últimas temporadas, la zona de descenso, y ello es parte por una falta de gol que acostumbra a asediar a un Valencia que padece en gran medida cuando sus hombres de ataque no dan con la tecla.
Un modo de juego que priva del gol
Del Corberán y el Valencia de la pretérita campaña, el que casi acaba por meterse a Europa, no quedan ni los restos. El proyecto del técnico valenciano ha empequeñecido a ritmo de crucero, habiendo dejado de ser ese equipo feroz al que no podías dejar espacios, puesto que podría herirte de lo lindo.
Estos últimos partidos se ha instalado un Valencia cuanto menos miedoso, que da el balón a sus rivales, dejándolos maniobrar a su gusto, como queriendo dar a entender el conjunto valencianista que no se ve capacitado de verse de tú a tú con aquel que tiene en frente, padeciendo miedo y debiendo por ello resguardarse (con la idea de hacerse fuerte en un bloque bajo), quedando lejos así en muchas ocasiones de poder establecerse en la portería.
Aún con ello, el plan del técnico valenciano de subsistencia, que parece haber dejado más que claro que no le quedan más jugadas en su partida, no está dando sus frutos. Contra Espanyol, Oviedo, Girona o Villarreal, el Valencia se decantó por esperar a su rival y no mostrar las zarpas, habiéndole salido cruz en la totalidad de sus ocasiones aunque parece no ser suficiente para Corberán que parece que apunta a no abandonar el barco de su idea.
¿Dónde está Hugo Duro?
Desde su recalada en Mestalla, los goles del Valencia han llevado en su amplia mayoría la firma del 9, cayendo en picado los registros cuando éste se topaba con una crisis. Esta temporada, como en su segunda como delantero valencianista, el delantero getafense no ha conseguido entablar relación a gran escala con el gol, y el Valencia lo está padeciendo en carnes.
3 goles en 10 encuentros disputados son número que entran en los estándares del delantero madrileño, que ha debido involucrarse en varios y diferentes lances del juego que lo han alejado en contadas ocasiones del gol. Aún con ello y aún no siendo números para llevarse las manos a la cabeza, el Valencia necesita más de su delantero, con el que ya se sabe que necesita mucho más que otros arietes a fin de enlazarse con el gol.
Actualmente son ya 4 los partidos donde el madrileño no se topa con el gol, clara muestra y señalamiento al juego del técnico valenciano, que dinamita las opciones de meter a su delantero por antonomasia delante del portero en favor de no desbaratarse defensivamente.
Lo que debía ser una temporada donde se incrementase la presencia valencianista en área rival —dado el número de nombres que firmó para su parcela ofensiva— ha acabado por desenvolverse en una donde el gol se paga a precio desorbitado, en detrimento en gran medida del punta madrileño.
Si no está Duro, ¿quién los marca?
Cuando a tu delantero se le moja la pólvora, es fundamental que quienes le rodean cojan el testigo. En el Valencia, como en muchos otros aspectos, nadie parece querer tomar las riendas.
Ni Luis Rioja —reconocido por su trabajo sin balón—, ni Lucas Beltrán —que no se ha estrenado—, ni Danjuma —que se ha desinflado en cuanto a números—, ni mucho menos Diego López, que busca reencontrarse con el nivel que ha mostrado en el Valencia, han logrado dar con la tecla para liderar el ataque.
Todo ello se une a un mercado de fichajes donde el conjunto valencianista no supo atajar la carencia de gol, sin traer un nombre que garantizase presencia y acierto en el área. Hoy, el Valencia paga las consecuencias, necesitando urgentemente la medicina del gol antes de que sus pulsaciones dejen de latir.

Más historias
El Villarreal pone otro calvo en el ataúd del Valencia
Valencia – Villarreal, el derbi de las dos dimensiones
Entre estrellas, segundas partes y los que necesitan despertar