Sevilla, a 19 de diciembre de 2025
El Sevilla FC afronta su visita al Santiago Bernabéu con la sensación de que el calendario le coloca ante un punto de inflexión. El equipo de Matías Almeyda llega a Madrid todavía marcado por la eliminación copera, un golpe que ha dejado huella en el vestuario y que ha obligado al técnico a insistir en la necesidad de corregir esos pequeños detalles que siguen costando partidos. La derrota en la Copa no solo supuso un frenazo deportivo, sino también un recordatorio de que el equipo aún no ha alcanzado la solidez que exige la competición.
En lo deportivo, el Sevilla recupera efectivos y eso permite a Almeyda plantear el encuentro con más variantes que en semanas anteriores. Jugadores como Suazo y Januzaj han vuelto a entrar en dinámica y apuntan a estar disponibles, lo que amplía las opciones en banda y en la construcción del juego. No se esperan bajas de última hora, aunque el desgaste acumulado es evidente en una plantilla que ha tenido que adaptarse a un ritmo competitivo intenso. El equipo llega con recursos suficientes, pero todavía sin la continuidad que demanda un escenario tan exigente como el Bernabéu.
La situación clasificatoria refleja bien la irregularidad del curso. El Sevilla se mueve en una zona intermedia, equidistante entre el peligro y la ambición, con la sensación de que cualquier racha —positiva o negativa— puede cambiar por completo su posición. Los últimos partidos de Liga han dejado señales de mejora, con puntos que han servido para frenar la caída y recuperar algo de confianza, pero el equipo sabe que necesita un golpe de autoridad para consolidar esa tendencia.
El Real Madrid, por su parte, llega con resultados favorables pero sin la estabilidad que suele caracterizar a un aspirante al título. El equipo blanco ha ganado por la mínima sus últimos encuentros y la afición reclama un mayor dominio en el juego. La presión sobre el banquillo es evidente y cada partido se vive como un examen, lo que convierte este duelo en un escenario propicio para que el Sevilla trate de aprovechar cualquier duda del rival. Aun así, el Madrid mantiene un potencial ofensivo enorme y afronta el encuentro con la obligación de imponer su jerarquía en casa.
El historial reciente no favorece al Sevilla, que acumula muchos años sin ganar en Liga en el Bernabéu. Esa racha se ha convertido en un peso simbólico que acompaña cada visita, aunque también actúa como una motivación añadida para un equipo que necesita un impulso emocional. Romper esa dinámica supondría mucho más que tres puntos: sería un mensaje claro de que el Sevilla está preparado para competir en escenarios de máxima exigencia.
El partido se presenta, en definitiva, como una oportunidad para medir el verdadero estado del equipo. El Sevilla llega con la necesidad de mostrar carácter, de sostenerse en los momentos críticos y de aprovechar cualquier resquicio que ofrezca un rival poderoso pero no exento de dudas. No es solo una cuestión de clasificación, sino de identidad. Un buen resultado en Madrid podría marcar un antes y un después en una temporada que aún está a tiempo de encontrar un rumbo más firme. El Bernabéu no suele perdonar, pero también ha sido escenario de sorpresas. El Sevilla viaja con la intención de que esta vez el guion cambie.

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