Un derbi de cara o cruz

Valencia y Levante tras 3 temporadas donde el conjunto granota ha buscado formas de subir nuevamente a la Primera División. El de la jornada 13 será el enfrentamiento 150 entre ambos clubes, marcado por un dominio autoritario valencianista, los 40 años consecutivos del Levante en Segunda División y la búsqueda de dicho último de ganar el primer encuentro de su historia en Mestalla.

El del viernes puede ser uno de los derbies más trepidantes de las últimas temporadas. Valencia y Levante, decimoséptimo y decimonoveno clasificado respectivamente, se ven las caras en un partido de cara o cruz: quien gane, recibe un verdadero soplo de aire fresco después de un inicio de temporada, quien pierda, se sume de lleno en un descenso que avecina a tener a ambos en la pelea por la supervivencia en Primera División.

Un Valencia que se va encontrando

El encuentro ante el Real Betis dejó brotes verdes en el conjunto de Mestalla. Pese a mantener su recorrido de 7 encuentros sin conocer la victoria, la imagen vista en el último encuentro en el feudo valencianista dio a entender que el Valencia, en caso de querer, puede seguir siendo ese equipo vertical, capacitado de llegar a área rival y asfixiar a su contrario, como bien pudo verse en varios coletazos ante el conjunto andaluz.

El punto extraído ante la entidad verdiblanca, además de servir de cara a sacar la cabeza por encima de la zona de descenso, llevó al técnico valenciano a percatarse de que sus cambios en el once fueron satisfactorios. La continuidad de Pepelu y la aparición de Almeida liberaron el centro del campo valencianista, que apuesta a ser homogéneo al alineado por el técnico valenciano la pretérita jornada.

Aún con mejor sintonía que en encuentros pretéritos, el conjunto de Mestalla sigue llegando al derbi de su ciudad con dudas. La falta de gol y una defensa que ha menguado su nivel en comparación al de la pretérita temporada -aunque con un más que correcto sostén como Julen Aguirrezabala- llevan a que el Valencia llegue al encuentro sin todas las de ganar.

El Levante quiere volar de nuevo

El conjunto de Calero se ha caído de forma estrepitosa en las últimas jornadas. 3 derrotas y 1 empate en los últimos 4 encuentros han sumido a los del Ciutat de València en la zona roja de la clasificación. El regreso a la élite del conjunto granota está siendo como lo esperado y meditado dentro del organigrama de la entidad valenciana: costosa donde y hasta final de temporada, no se decidirá en qué división estará el club la próxima temporada.

El Levante no está muerto pero tampoco muy vivo. El buen juego y los goles de Etta Eyong, además de esa capacidad de desatascar poseída por Carlos Álvarez son lo que sostienen las posibilidades de escalada del conjunto levantinista que, en contraposición, se ha vuelto un equipo más endeble, obligando a Mat Ryan, quien ha irrumpido con fuerza en la titularidad, a excederse más de la cuenta en este primer ecuador de la competición (40 paradas en 10 encuentros, 1 menos que el guardameta valencianista).

Ya se ha demostrado durante las últimas temporadas que visitar la casa de su hermano mayor no es tarea fácil. En los 83 disputados en Mestalla, el conjunto levantinista no ha conseguido sumar de 3 en Mestalla (10 victorias locales y 6 empates en encuentros ligueros), quedando marcado el próximo derbi ya no solo porque se vuelva a disputar tras tres temporadas, también por poder significar un punto ya no solo de inflexión liguero, también histórico, para ambos conjuntos.

3 puntos que cambian dinámicas

A diferencia de derbies pasados, donde ambos clubes se encontraban francamente divorciados en cuanto a la pelea por objetivos, el que se disputará en Mestalla será un verdadero choque por el mismo objetivo. Las gestiones tenidas por ambos clubes (Quico Catalán en un pasado y Peter Lim de forma todavía vigente) han ametrallado las posibilidades de ambos clubes de no pensar en otro concepto que no sea el de mantener la categoría —por parte del Valencia— y de establecerse en la propia élite —Levante.

Desenvolviéndose como un cara o cruz, el encuentro del viernes supone que una victoria aúpa a ambos equipos (separados por un punto y más que igualados en goles encajados, 5 más anotados el Levante) a ese paradero que se impusieron como objetivo, no otro que navegar en aguas algo lejanas al descenso.