Partido correspondiente a la jornada número 36, en el que el Sevilla FC, ya sin nada que jugarse, recibió la visita de un Cádiz en estado crítico. Y es que los visitantes arrancaron el encuentro, no sólo con ojos en su propia cita, sino también en Vallecas. Un choque que, por cierto, a pesar de que arrancó con Trejo expulsado en el minuto 2, vio como el propio Rayo se adelantaba rápidamente. Factor que puso en jaque al Cádiz en todo momento.
Un Sevilla espeso ante un Cádiz que no pierde la fe
Soprendente cuanto menos el once que dispuso Quiue Sánchez Flores. Manteniendo su defensa de cinco, su doble pivote y a Lukébakio y En-Nesiry, la duda principal era la ubicación principal de Ocampos. Ante la falta de un mediocentro creativo, al más puro estilo de Óliver Torres, parecía que el argentino podía ser el que ocupase dicho lugar. Sin embargo la idea de Quique fue la de montar un tridente con el mismo Lucas Ocampos en la izquierda, dejando un claro espacio en el centro.
Por ende, el juego del Sevilla, que dominó gran parte de la primera mitad, se basó única y exclusivamente en abrir muchos los costados en busca de centros laterales. A pesar de que fueron los locales los que más pisaron área y los que dispusieron de las mejores ocasiones de gol, en la primera media hora de partido, sólo Dodi Lukébakio hizo trabajar a Conan Ledesma.
Sin embargo, poco a poco el Cádiz fue encontrándose cómodo ante un Sevilla que se mostraba poco incisivo. El avance fue tal que el larguero evitó que Robert Navarro, en el minuto 35, pusiera por delante a los gaditanos. Es más, alrededor del minuto 40, volvió a librarse el Sevilla de empezar perdiendo tras un fallo incomprensible de Chris Ramos, que tras deshacerse de Sergio Ramos y regatear a Nyland, falló a puerta vacía.
Finalmente la primera mitad no pasó del 0-0, pero dejó la sensación de que el Cádiz mereció irse con el resultado a favor, simplemente por el hecho de mostrarse más intensos.
El Sevilla, sin nada que jugarse y sin tensión
Como era de esperar, Quique agitó la coctelera para buscar soluciones, siendo de nuevo Suso el encargado de agitar el partido, que entró en lugar de Lukébakio. Un encuentro que se disputó ante 35.805 espectadores.
Sin embargo el Sevilla seguía muy, muy espeso y lento. El Cádiz estaba tremendamente agusto y seguía asomándose a la meta de Nyland, pero al mismo tiempo perdonando ocasiones muy claras. Alcaraz, Sobrino y Chris Ramos fueron los que más se acercaron.
Pellegrino veía como los suyos eran superiores y en seguida movió su delantera, dando entrada a Guardiola y a Juanmi, que como es lógico fue abucheado por su pasado (y presente) verdiblanco. De hecho el de coín tuvo la suya en el 64 tras una magnífica jugadda personal. Mala suerte para él que Badé realizará una acción defensiva escandalosa para rechazar su disparo cuando ya tenía batido a Nyland.
Fue justo unos pocos minutos después cuando, merecidamente, el Cádiz abrió la lata tras una jugada muy embarullada que terminó con Badé anotando en propia meta. A pesar de todo, el central francés se quedó tendido en el suelo dolorido mientras todo el estadio daba el gol por validado. Tras un par de minutos de incertidumbre, de alguna tangana y muchas amonestaciones, el VAR instó al colegiado a revisar la jugada, que terminó siendo anulada por falta de Chris Ramos sobre el central. La polémica está servida.
Un único remate desviado de En-Nesiry en el 80 fue lo poco que mostró el Sevilla de Quique Sánhez Flores, que se veía constantemente acosado por un Cádiz cada vez con más prisas. En ese punto del partido, el Rayo Vallecano seguía ganando, lo que con el empate, dejaba a los rayistas salvados definitivamente.
85 minutos tardó Quique en hacer más cambios. Dio entrada a Juanlu por Jesús Navas y a Mariano por Ocampos. Fueron esos dos los que tuvieron en sus botas el 1-0. Ambos, sólos ante Conan Ledesma, desaprovecharon dos ocasiones tremendamentes claras que mantuvieron la esperanza del Cádiz.
El Cádiz no paró de creer y encontró premio
En los minutos de descuento, tras tres ocasiones erradas por Mariano, el Cádiz fue a por todas sin perder ni un ápice de fe.
En el minuto 97, Juanmi se internó entre un gran número de piernas sevillistas, levantar la cabeza y filtrar un milimétrico pase a Sergi Guardiola, que esta vez, consiguió encontrar portería.
Un 0-1 más que merecido para un Cádiz que no paró de buscar portería, de luchar y de demostrar que aún no hay nada dicho. Por otro lado, el Sevilla FC firma uno de sus peores partidos de la temporada. Sin ningún tipo de tensión, sin motivación, sin ideas y errático en todas partes. Duro trabajo el que tendrá que hacer Quique Sánchez Flores para que esto no vuelva a suceder en lo que resta de campaña.
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