Crónica Sevilla FC 1-0 RC Celta: Una victoria para la eternidad

Los sevillistas vencieron por medio de Manu Bueno, que se redimió de sus errores cometidos antes de marcar

El último partido de Jesús Navas se salda con victoria nervionense. Ante la mirada de 37.297 espectadores, el palaciego jugó un último rato con el club de sus amores en su feudo. El campeón del mundo fue cambiado en el minuto 70 por Idumbo, en un momento que pasará a la historia del sevillismo como uno de los más emotivos.

De este modo, los hispalenses despidieron a Navas escalando, momentáneamente, hasta la 10ª posición y adelantando al propio Celta, por lo que la victoria puede ser una de las más recordadas de los últimos tiempos.

Un palo para evitar ‘un palo’

El juego del Sevilla en la primera parte fue ramplón. El equipo salió con una marcha menos que el Celta, que en todo momento se mostró cómodo sobre el césped, llevando a su terreno el encuentro, lo tenían totalmente controlado. Los sevillistas, por el contrario, llegaban tarde a los duelos y dejaban espacio para que los vigueses jugasen a sus anchas, algo que no terminaron de aprovechar, pues, a pesar de tener en su poder el control del encuentro, no terminaban de finalizar las jugadas. Al llegar a tres cuartos, se le nublaban las ideas a los gallegos, si bien es cierto que aún así gozaron de varias ocasiones claras: una de ellas, el poste impidió el tanto de los visitantes tras un lanzamiento de córner.

A pesar de no sentirse cómodo el cuadro de García Pimienta, también tuvo alguna, como un disparo tímido de Lukébakio que Guaita no consiguió atrapar y dio pie a una situación de peligro para los locales, o la más clara de los nervionenses: un pase atrás de Agoumé que tras un remate que impactó en la zaga rival, Saúl golpeó con fuerza, pero el meta consiguió evitar el gol. Así las cosas, el encuentro se marchó 0-0 al descanso en un partido disputado en el que ninguno de los conjuntos conseguía finalizar fructíferamente sus jugadas.

Los canteranos por encima de los fichajes

Jugadores como Manu Bueno o Iheanacho se mostraron superados en sus tareas. Tanto fue así que el nigeriano fue cambiado al descanso para dar entrada a García Pascual, que realizaba su debut con la entidad hispalense. El canterano, desde el primer momento, se mostró participativo, y en cinco minutos ya había aportado más que uno de los flamantes fichajes del verano.

La contienda, tras el intermedio, pasó a ser algo más disputada. El Sevilla dio un paso adelante mientras que los rivales, a pesar de intentarlo, no lograban estar igual de cómodos que en la primera mitad. Los anfitriones comenzaron a llegar, y en el minuto 57 llegó el primer saque de esquina para ellos, lo que daba evidencia de cómo había sido el primer acto de los sevillanos.

Llegada la hora de partido se pudo ver a Idumbo a punto de saltar al césped, y la sustitución de Navas ya se veía venir, pero justo en ese momento, el canterano Manu Bueno, que no estaba haciendo el mejor de sus encuentros pero justo había encadenado varias acciones buenas, cazó un balón en el balcón del área que mandaría al fondo de las redes, poniendo el 1-0 en el marcador. El tanto retrasó la salida del palaciego unos minutos, que se retiró finalmente en el 70′ con una de las mayores ovaciones vistas en el Sánchez Pizjuán. El español, visiblemente emocionado, dejó su lugar a Idumbo.

Uno que no tuvo el mismo recibimiento fue Borja Iglesias, que recibió una sonora pitada cuando pisó el césped del Sevilla. Tampoco tuvo mucha incidencia el ‘Panda’ en el partido.

Final de infarto

Para lo que sí hubo tiempo fue para recibir un susto, pues en el minuto 87 Alfon superó con facilidad a Darío Benavides que acababa de ingresar por Montiel -que hizo un partido correcto, mantuvo a Hugo Álvarez, a raya-, y se encajó solo contra Álvaro Ferllo, que detuvo el mano a mano, pero le cayó a Iago Aspas en la cabeza, que remató de manera defectuosa pero con la fortuna de caer en los pies de Bamba, que anotó el gol, pero que no subió al marcador por posición antirreglamentaria del marfileño.

Los minutos finales fueron de infarto, marcados por llegadas constantes del Celta, que no consiguieron remachar e hizo que los locales, que supieron sufrir y aguantaron el resultado reforzando la defensa, se llevasen el triunfo por la mínima y los adelantasen en la clasificación.