Desde su recalo en Valencia con el objetivo de ser una de las caras visibles del proyecto valencianista y comandar parte de las operaciones que se llevasen a cabo en el club de Mestalla, lejos de evolucionar, el Valencia no ha dejado de decrecer. Sin haber conseguido una sola victoria en pretemporada y con la friolera de solo tres fichajes a falta de trece días para el inicio liguero, el escocés es uno de los señalados, dado su evidente parecido con Meriton en cuanto a poca movilidad y ambición respecto al refuerzo y mejora de un Valencia que parece que navegará sin rumbo fijo una temporada más.
El nombre de Ron Gourlay, además de despertar curiosidad, fue un verdadero soplo de aire fresco para el aficionado valencianista una vez fue nombrado como CEO o «cabecilla» de operaciones del conjunto ché. Su buen currículum —donde figura el ser campeón de la Champions League con el Chelsea, y su coincidencia con Carlos Corberán en el West Brom— despertaron ilusión en el graderío de Mestalla, que tanto ha padecido durante las últimas temporadas. Tras medio año desde su nombramiento, esa euforia se ha disipado por una realidad que muchos llegaron a intuir: que Ron no es más que otro elemento impuesto por un Lim que sigue viviendo totalmente ajeno mientras el Valencia se descompone.
Tres meses sin avances
La llegada de Ron Gourlay dio la impresión de que Peter Lim había recuperado el ansia de inversión en el conjunto valencianista. Tras años de inmovilidad dentro de la entidad, con descapitalización constante y sin ningún interés real en construir un proyecto deportivo, su figura despertó mínimamente la esperanza de que, tal y como el club llevaba tiempo insinuando en comunicados donde lamentaban la grave situación, se había decidido dar un paso hacia la reconstrucción de un rumbo perdido desde el inicio del mandato del magnate singapurense.
La guinda de ese comunicado fue la palabra “Europa”, una referencia que el propio CEO reafirmó en las escasas declaraciones que ha hecho desde su llegada a Valencia. Mencionó el objetivo de regresar a la competición europea, y junto a su deslumbrante currículum, ofreció motivos más que suficientes para creer que el club podía estar ante un verdadero lavado de imagen.
Lejos de ello, y tres meses después de su nombramiento, el Valencia se encuentra en peor situación que antes de ese comunicado. Además de dejar claro que la competición europea es un objetivo que no encaja con la situación real del club, la entidad de Mestalla ha seguido descapitalizándose, sin un plan de mercado que apunte hacia la estabilidad y el crecimiento, vendiendo jugadores a precios irrisorios y, lo que más retumba entre el aficionado valencianista: sin inversión ni mejora en una plantilla que ya la pasada temporada tuvo que reinventarse para alcanzar una salvación que, todo indica, volverá a ser el único objetivo realista.
Ni planificación ni inversión a 12 días de empezar
Uno de los motivos por los que generó expectación la llegada del empresario escocés al Valencia CF fue la idea de contar con un elemento que supiese tratar el fútbol y conociese el mercado, ya no solo nacional, sino también internacional, dentro de una directiva a la que tanto se ha señalado durante las últimas temporadas.
Lejos de ello, Ron Gourlay se ha mantenido al margen durante gran parte de la ventana estival, encontrándose el Valencia en plena pretemporada con una plantilla plagada de futbolistas de su cantera y únicamente tres incorporaciones, las cuales no han supuesto ningún desembolso económico para la entidad valencianista.
A ello se suma que, al igual que desde la cúpula del conjunto ché, no parece haber una idea clara sobre qué necesita reforzar el Valencia ni con qué piezas debe hacerlo. Varios son los nombres que, según se ha filtrado, figuran en la lista de posibles refuerzos, aunque ninguno parece convencer ni encajar del todo en los planes de un Corberán que, del mismo modo que está teniendo que moldear las piezas que tiene en pretemporada, cuenta con todas las papeletas para tener que hacerlo también en el inicio liguero. El mensaje desde la dirección parece claro: refuerzos sí, pero a final de mercado.
¿Cómo es el futuro cercano del Valencia CF?
Lo visto en pretemporada no es más que un presagio a distancia cercana de aquello que se prevé en los primeros coletazos de temporada por parte del Valencia. La carencia de planificación y refuerzo ha establecido desde el primer momento el modo subsistencia, que va a alargarse, al menos, durante los partidos de inicio liguero, dado que no se prevé que el conjunto valencianista se mueva con cuchillo entre los dientes en lo que resta de mercado, esperando a que este llegue a su estado de agonía y los equipos, con sus plantillas perfiladas, dejen salir a aquellos sin hueco.
Concepto que retrata nuevamente lo que es y sigue siendo el Valencia de Meriton: sin idea, sin esquema, sin planificación y, mucho menos, sin ese desembolso que mantiene al club navegando en mitad de la nada.
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