La resolución del Comité de Disciplina de la RFEF sobre el caso Marcao ha encendido los ánimos en el sevillismo. El central brasileño ha sido castigado con seis partidos de suspensión, una penalización que lo apartará de la competición hasta mediados de febrero y que ha reabierto un debate recurrente: ¿se aplican los mismos criterios disciplinarios a todos los clubes?
La sanción llega tras la expulsión del jugador en el encuentro ante el Real Madrid y, sobre todo, por lo recogido en el acta del colegiado Alejandro Muñiz Ruiz, donde se detalla que el futbolista se encaró al árbitro, profirió un insulto directo y golpeó un balón en la zona del cuarto árbitro camino del túnel. Estos hechos han llevado al Comité a aplicar el artículo 99 del Código Disciplinario, que contempla entre cuatro y doce partidos por insultos u ofensas graves a la autoridad arbitral.
Comparaciones que alimentan la polémica
La indignación no nace solo del castigo en sí, sino de la comparación con otros episodios recientes. Parte de la afición sevillista, y así se ha hecho patente en por lo seguidores rojiblancos en las redes sociales, recuerda que Rodrygo, en un partido anterior, se dirigió al árbitro con un “mira dónde estás” en tono amenazante sin recibir sanción posterior. También se señala por algún aficionado en X, el caso de Rüdiger, que lanzó una bolsa de hielo hacia un colegiado y tuvo que ser retenido para evitar un segundo intento, recibiendo un castigo idéntico al de Marcao.
Estas comparaciones han alimentado la sensación de que el criterio disciplinario varía según el escudo implicado. Para muchos aficionados, la disparidad en las resoluciones no es nueva, pero la severidad del castigo a Marcao ha vuelto a poner el foco en un problema que consideran estructural.
Entre el rendimiento deportivo y la percepción de agravio
En lo estrictamente deportivo, la baja de Marcao no supone un terremoto para el Sevilla, dado el irregular rendimiento del jugador desde su llegada. Sin embargo, eso no atenúa el malestar por lo que se percibe como una sanción “ejemplarizante” aplicada siempre en la misma dirección.
El sevillismo distingue claramente entre el análisis futbolístico y el institucional: una cosa es que la ausencia del central no altere de forma dramática los planes del equipo, y otra muy distinta es aceptar sin protesta lo que consideran un nuevo episodio de desigualdad disciplinaria.
La resolución ha dejado en entredicho, una vez más, la credibilidad de los órganos disciplinarios de la RFEF. La comparación entre casos, la falta de coherencia en las sanciones y la sensación de que algunos comportamientos pasan inadvertidos, mientras otros se castigan con dureza han reavivado un debate que parece no tener fin.
El Sevilla deberá ahora afrontar varios partidos sin Marcao, pero el ruido generado por la sanción va mucho más allá del terreno de juego. Para buena parte de la afición, este episodio no es un hecho aislado, sino un síntoma más de un sistema disciplinario que, a su juicio, no mide a todos por igual.

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