9 jornadas se han sucedido de LaLiga y los fichajes que realizó el Valencia en el mercado estival ya han podido darse a conocer más de la cuenta. Lo que parecía un mercado repleto de nombres que podrían subir el listón, ha acabado por ser un añadido de conformidad a una plantilla que volvió a dejar entrever en su último partido que sigue descompensada y necesitada de carácter.
El Valencia navega sin rumbo en aguas cuestionables y eso es en parte a causa del cuestionado nivel de sus fichajes. Quitando a Danjuma y Julen Aguirrezabala de la ecuación, ninguno de los nombres que firmó el Valencia en la ventana estival, ha conseguido dar ese paso hacia ser indiscutible y poseer poderes mandatarios en un vestuario que ha perdido su exigencia.
Danjuma y Aguirrezabala únicos aprobados solventes
El delantero de origen árabe recaló en el Valencia siendo el que más dudas generaba. Su comportamiento y últimas temporadas que no invitaban al optimismo, hacían de Arnaut un nombre cuanto menos poco apto para el Valencia -que necesitaba todo menos más inestabilidad. Por su lado, el guardameta de Rentería, firmó con el Valencia buscando ese trampolín de minutos que lo hagan volver en un supuesto futuro al Athletic o a la titularidad de un club que lo adquiereen propiedad.
Lejos de generar controversia alguna, el ariete internacional por Países Bajos ha entendido su función desde primer momento, acabando por establecerse como ese jugador diferencial en el sistema de Corberán, el cual acaba por diluirsesin el «7» sobre el césped. Las últimas jornadas ha podido demostrar ser el único con la idea clara de aquello que debía hacerse durante el desarrollo del partido, comandando los ataques y mostrando esa verticalidad y azote con el que se dio a conocer, quedando en insuficiente dado lo nublado y falto de ideas que está un ataque ampliamente señalado como el que tiende a alinear semana tras semana Carlos Corberán.
En lo que va de temporada, el neerlandés ha sumado 3 goles y 1 asistencia, además de ese ejercicio de líder o polivalencia que tanto ansía un Valencia donde el egoísmo acaba por agotar hasta aquel que más busca alejarse de dicho. A su vez, Julen, aún con más y menos (se le pide que sea un portero menos agazapado en cuanto a liderazgo y comandar su zaga), ha hecho que el Valencia subsista en un gran número de ocasiones (dejando su portería a cero en 3 ocasiones) y evitando una caída que sería mayor de la que hoy padece el conjunto valencianista.
Pendientes de un siguiente paso
Aún siendo un mercado plagado de nombres, muchos de ellos no dejan de ser lo que es este Valencia actual: incertezas, buscando la manera de asentarse hoy en un once de Corberán que, aún no estando muy caro acoplarse a él, ausentándose Danjuma y Aguirrezabala, ninguno de los nombres que firmó el Valencia parece conseguir dar ese paso que acabe por instalarlo en dicho.
Entre aquellos que los encontramos faltos de dar ese último paso hacia un rango de importancia mayor encontramos a Santamaría, Ramazani o Lucas Beltrán, que ya saben lo que es tener una titularidad —quitando al belga, que actualmente se encuentra lesionado pero que sí ha sido del afán del técnico valencianista—, pero que siguen sin dar ese paso asertivo hacia el establecimiento en el once.
Baptiste recaló en el Valencia a fin de suplir una importante baja como la de Barrenechea, habiendo ido de más a menos el galo, cuya titularidad ha pasado de innegociable a compartida con Pepelu, cuyo juego más pausado parece haber hecho decantarse al técnico valenciano en cuanto al acompañamiento de Javi Guerra.
En cuanto a Beltrán y Ramazani, a ambos les está asediando el poco margen brindado por Carlos Corberán en su delantera, donde se encuentran varios de los pesos pesados del conjunto valencianista, desplazando en parte al argentino y al belga a esa faceta secundaria que no deja de ser aquella a la que parecían destinados. Aun con ello, ambos poseen el visto bueno de un técnico que ha empezado a quedar señalado por su supuesto “casamiento” con varios nombres de su plantilla en cuanto a minutos.
Se les debe rescatar
Corberán posee nombres en la planta más preocupante de Urgencias. En cuanto a necesidad de una reanimación, el Valencia tiene a Raba, Copete y Ugrinic, el caso más extraño, más por el precio con el que recaló en el conjunto valencianista.
Raba, quien fuese estrella por antonomasia del Leganés, se ha topado con el muro Corberán en el Valencia. El técnico valencianista acostumbra a defenestrar a aquel que no acaba por convencerle en cuanto a juego o actitud (la última, la que ha condenado al santanderino). Como a muchos otros, la zona de ataque tan marcada y con colapso han acribilladolas posibilidades del jugador santanderino, que se ha establecido como jugador de segunda partes a causa de la nefasta gestión de mercado valencianista, con varios nombres para una posición.
El suizo sorprendió a conocidos y extraños dado su precio (5 millones de euros) y su buen cartel en la liga helvética. Pese a su correcto currículum, el internacional suizo se le ha arrebatado al Valencia a causa de las lesiones, que únicamente le han dejado 89 minutos en lo que empieza a encaminarse hacia un craso error de verano para un jugador que, aun en correctas condiciones físicas, no parece poseer un espacio concreto en aquello que plasma semanalmente Corberán.
A diferencia de Filip, Copete se ha encontrado —hasta la fecha— en plenas condiciones físicas y con esa titularidad que todavía busca el centro europeo. Aun con ello, y siendo el mayormente exigido de los jugadores adquiridos por el Valencia este mercado estival —dada la salida de Mosquera y Yarek—, el andaluz ha estado y está muy por debajo del nivel esperado, mostrando a gran escala que un mercado sin planificación y a disparos a ciegas —como acostumbra el Valencia— solo puede chocar contra el muro de la realidad.
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