Tras la nueva victoria, el equipo ha anunciado la renovación de García Pimienta hasta 2027
Victoria importantísima del Sevilla. El equipo, que venía de ofrecer una pésima imagen ante el Deportivo Alavés en Mendizorroza, se reencuentra con la victoria consiguiéndola in-extremis, con un gol de Ejuke en el minuto 85. Este triunfo ha supuesto 3 puntos que hacen que los andaluces escalen de manera momentánea hasta la 12ª posición en la tabla con 8 puntos, y también la renovación del contrato del técnico catalán hasta 2027, en lo que es un gesto de confianza hacia la figura del entrenador, que se lo ha comunicado el presidente tras el encuentro en el vestuario, delante de los jugadores.
Tanto va el cántaro a la fuente…
El primer tiempo ha sido un monólogo absoluto de los sevillistas. El equipo local ha dominado la primera parte de cabo a rabo. No han sufrido peligro alguno por parte de los pucelanos y los nervionenses han sometido a sus rivales durante la primera mitad. ¿El problema? El de siempre. Se domina, se genera, se llega, pero no se finalizan las jugadas.
El Sevilla comenzó el partido como siempre: moviendo el balón de un lado a otro, buscando espacios ante una defensa muy cerrada como es la vallisoletana. Poco a poco, con el pasar de los minutos, comenzaron a llegar las ocasiones. Sin embargo, no terminaban de materializarse, el conjunto parece quedarse sin ideas cuando se topa con la meta contraria.
Pero, como dice el refrán: tanto va el cántaro a la fuente, hasta que al final se rompe. Y si un equipo llega en numerosas ocasiones y el otro no, por mucho que falles, alguna acaba entrando. Y así fue el caso del Sevilla. Tras varias oportunidades desperdiciadas, llegó una carambola en el área del Valladolid que nadie terminaba de rematar, y cuando el balón parecía que se iba a escapar por línea de fondo, llegó Lukébakio, uno de los mejores jugadores de la contienda, y metió un pase atrás que Peque solo tuvo que empujar en boca de gol. Así, cómodamente, se marcharon los locales al descanso. Con 1-0 en su favor.
Ni un partido tranquilo…
El Sevilla este año es un equipo no apto para cardíacos. Y es que, aunque ya parezca rutina, los minutos finales son siempre un infierno. En esta ocasión, la segunda parte en general ha dado para una telenovela.
Todo comienza con la lesión de Saúl al inicio de la segunda mitad, que se tuvo que retirar en camilla entre lágrimas y que estaba siendo el motor de los de García Pimienta. Tras ello, el Valladolid tomó el control del partido y empató el partido tras una gran jugada de Mario Martín que remachó Kike Pérez. El tanto hizo que los blanquivioletas se lanzasen al ataque en busca de la victoria e incluso gozasen de alguna que otra ocasión, pero entre la falta de efectividad y un gran Nyland -hizo varias atajadas providenciales, como la de la falta de Iván Sánchez en la escuadra-, los esfuerzos fueron en vano.
No obstante, demasiado sería para el aficionado hispalense otra mala imagen después del partido fatídico frente al Alavés, así que los futbolistas, con el aliento de su afición, se lanzaron a por el segundo gol, que llegó en los compases finales del encuentro, obra de Ejuke, que puso el 2-1 definitivo y dio una nueva alegría y un respiro entre tanta tensión que hay dentro del seno del club.
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