Valencia y Betis empatan un duelo con nada en juego. Los valencianistas despiden una temporada donde pasaron de ser el farolillo rojo de la competición, a quedarse cerca de los puestos europeos.
Los Betis – Valencia dan siempre de hablar. Esta rivalidad ha crecido al mismo tiempo que el Betis, conjunto que llegaba a la última jornada más pensando en su final europea que en un encuentro donde el Valencia tuvo ocasiones para despedir la temporada con una victoria en un estadio que se le hace enorme a los de Mestalla.
Primera parte: El Betis manda, Isco deslumbra
El Benito Villamarín fue testigo de una exhibición bética durante los primeros 45 minutos. El equipo de Manuel Pellegrini entró con todo: ritmo, presión alta y una circulación fluida que desarmó al Valencia. En el centro de la tormenta verde, Isco, en su mejor versión, canalizaba cada ataque con visión y precisión. El malagueño fue el termómetro del partido y el encargado de encender a un Betis vertical y ambicioso.
A su alrededor, Cucho Hernández aportó movilidad y trabajo entre líneas, mientras que Antony se mostró desequilibrante, incisivo en cada duelo individual. El brasileño fue el autor del gol tras una pared con Isco y una definición cruzada al palo largo, imposible para Mamardashvili. Un 1-0 que hacía justicia a lo visto en el césped.
La primera parte fue de dominio absoluto bético. El Valencia apenas inquietó a Rui Silva, desbordado por la intensidad del rival. Solo algunos destellos de Javi Guerra y las conducciones de Fran Pérez rompían la monotonía de un conjunto que parecía desbordado.
Segunda parte: El Valencia despierta, Rafa Mir aparece
El descanso sirvió de bálsamo para un Valencia que regresó con otra cara. Corberán ajustó el bloque, dio entrada a hombres con piernas frescas y la actitud cambió. El Betis, por su parte, pareció bajar una marcha, pensando en la final europea. El partido se volvió más físico, más trabado, con interrupciones constantes y un ritmo mucho más bajo. Las tarjetas comenzaron a caer: Hugo Duro, Rafa Mir y Natan fueron amonestados en una fase bronca del juego.
En ese nuevo contexto, el Valencia creció. No generaba mucho, pero empezó a competir mejor, a frenar el juego interior del Betis y a encontrar espacios. Y en una de las pocas ocasiones claras que tuvo, Rafa Mir no perdonó: balón suelto, disparo cruzado seco y empate a uno. El delantero, cuestionado durante semanas, rescató a su equipo con un tanto de puro que creó polémica con su beso al escudo.
Los minutos finales fueron de tensión y empuje. El Betis, pensando más en el Chelsea que otra cosa, intentó reaccionar con más corazón que fútbol. Isco lo intentó todo, Antony pidió penalti tras una caída dudosa, y el Villamarín apretó en el último partido de los suyos en casa. Pero el Valencia resistió. Incluso tuvo el 1-2 en un cabezazo de Diakhaby que rozó el palo.
dos mitades, dos equipos
El partido fue una especie de espejo: un Betis dominante en la primera parte, un Valencia valiente en la segunda. Cada uno fue mejor en su momento, pero sólo uno supo cambiar el rumbo. El Betis, brillante pero efímero, se dejó empatar por su falta de continuidad. El Valencia, superado pero resiliente, rescató un punto que puede saber a gloria.
Con el punto, el Valencia acaba en la media tabla y lejos de un descenso al que parecía condenado a principios de temporada. Por su parte, el Betis ya piensa en esa final europea que será el día más grande del beticismo.
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