El trío de jóvenes prometedores del conjunto levantinista es a lo que se agarra el aficionado del Ciutat de València en este inicio de temporada. Los puntos en la clasificación no acompañan, aunque la funcionalidad del trinomio de ataqueque ha conjuntado Calero es un rayo de esperanza para un Levante que empieza a ansiar ganar de seguido.
El Levante está tocado, aunque no hundido, y parte de la culpa de seguir a flote es por su ataque, donde Carlos Álvarez, Etta Eyong e Iván Romero son la cara más visible del conjunto azulgrana. Los sevillanos y el camerunés se han establecido como el arma más férrea levantinista, brindando la primera victoria del curso ante el Girona y sumando entre los tres 8 goles y 4 asistencias, que llevan al Levante a no tirar tan pronto la toalla en lo que está siendo un regreso mejorable a la élite española.
No diga Etta Eyong, diga Etta EGOL.
El camerunés ha sido una de las verdaderas sorpresas de la competición. Desterrado por el Villarreal, que lo sustituyó con Oluwaseyi y Mikautadze, el africano no se va de la cabeza de los amarillos, que se han percatado del error que fue dejar ir a un jugador que, ya a finales de la pretérita temporada, dejó entrever que tenía colgado el cartel de “jugador especial”.
Ya sea driblando al portero o llegando desde segunda línea, el camerunés los mete a pares. Lleva dos goles en sus últimos dos encuentros y es el máximo goleador del Levante, que “compró” la totalidad del jugador por 3 millones de euros. El Villarreal, sin embargo, guardó la opción de recompra de sus servicios, consciente de que podía ser un error mayúsculo haberlo dejado escapar. Además de anotar, también se ha visto que está capacitado para ser ese último pase decisivo a fin de que otro finalice la jugada. Una verdadera reliquia hecha jugador para un Levante que va a necesitar más de un milagro a fin de salvar su categoría.
Por el momento, Eyong se mantiene ajeno a cualquier posibilidad de regreso al Villarreal. La sobrepoblación en ataque de los castellonenses y un Levante al que no le sobran activos hacen que el camerunés tenga vía libre en cuanto a minutos y apunte hacia una Copa África que dejará al conjunto granota sin su estrella y al camerunés ante su primera “gran” cita internacional.
Carlos Álvarez sigue siendo el mismo.
Al mejor jugador de la Liga Hypermotion la pasada campaña no le está sentando nada mal su retorno a Primera División —dado que, al igual que Iván Romero, debutó con el Sevilla en la categoría de oro española—. Aún no habiendo encontrado por el momento esas cifras con las que deleitó en las últimas temporadas en Segunda División, el de Sanlúcar sigue brindando esas asistencias antológicas y disparos certeros que son oro en paño para el Levante, que tuvo que encomendarse a un buen número de vírgenes para tenerlo en sus filas.
El verano con Carlos no fue nada fácil. Se iba, se quedaba… retrasándose la resolución final sobre el futuro del sevillano hasta el último día de mercado, cuando su potencial comprador, el Benfica, decidió echar marcha atrás en la operación. Fue un verdadero día de celebración en el Ciutat de València, que ha vuelto a disfrutar con su figura por antonomasia. En Girona dejó un gol y asistencia de jugador franquicia, para acallar a quienes pensaban que Primera le podía quedar grande.
Con su paisano Romero y el emergente Etta en la punta de un sistema que Calero emplea cuando no juega contra los grandes, el sevillano se encuentra como en una procesión de Semana Santa: acogido y en su salsa. Conceptos que juegan a favor de un Levante que ya trabaja para que los trucos del andaluz puedan quedarse por varias temporadas.
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