Los sevillistas no han sido capaces de sacar petróleo de un escenario idóneo para redimirse de los anteriores partidos
Tras 3 partidos, una pretemporada y un mercado de fichajes casi por cerrarse, las conclusiones se comienzan a sacar. Propios y extraños han quedado decepcionados tras el empate sin goles del Sevilla frente al Mallorca en feudo rival. Tras 2 partidos en los que parecía verse un Sevilla más reconocible y había esperanza de que los resultados llegasen más pronto que tarde, los nervionenses vuelven a tropezar y siguen sin sumar su primer triunfo en liga, lo que ha hecho que los ánimos entre la hinchada decaiga.
Primera parte sin verticalidad
El encuentro comenzó sin nada a destacar. Un partido de mucho mediocampo, en el que ambos equipos parecían medirse sus fuerzas. Ningún plantel parecía decidido a tomar la iniciativa, quedando a expensas de ver lo que hace su rival y de saber de lo que es capaz, para así ver cómo contrarrestar sus fortalezas. Nada más lejos de la realidad. El encuentro se ha desarrollado de una manera muy aburrida, con un juego lento, ramplón y poca intensidad, dando lugar a un enfrentamiento que evoca a una partida de ajedrez.
No fue hasta el final de la primera parte que los de García Pimienta se lanzaron al ataque. Encadenaron una serie de internadas en un breve momento de lucidez del conjunto andaluz que fue frenada por un Leo Román que se estrenaba en esta edición de La Liga EA Sports, cumpliendo con nota, pues en varias ocasiones ha salvado a los suyos y sobre todo en estos últimos compases de la primera mitad sostuvo a los bermellones, si bien es cierto que también se pudo ver algo de inseguridad en sus guantes a la hora de blocar balones, por lo que una de las cosas que se ha echado en falta ha sido probar desde media distancia por medio de jugadores con buen golpeo de balón -llámese Saúl o llámese Söw- y aprovechar alguna segunda jugada.
Finalmente, el buen hacer del meta alineado por Arrasate hizo que la contienda luciese un 0-0 a la llegada del entretiempo.
La segunda parte, un desastre
Parecía que el Sevilla se había hecho con el control del partido: las llegadas más peligrosas y la iniciativa parecía tener acento andaluz. Sin embargo, conforme pasaban los minutos, la paciencia se agotaba y comenzaba a llegar la ansiedad por meter gol, haciendo que se nublen las mentes. Es por ello que empezaron a llegar los cambios, en su mayoría ofensivos, con la intención de adelantarse en el marcador. No obstante, el efecto que tuvo fue todo lo contrario: el equipo se desordenó y comenzaron a verse desajustes que empezaron a aprovechar los baleares y poco a poco le iban comiendo terreno a los hispalenses, si bien es cierto que los visitantes también siguieron gozando de alguna que otra ocasión, que tampoco ha acabado siendo materializada, como la de Isaac Romero que se marchó lamiendo la cepa del poste.
Tanto es que los de Arrasate dieron un paso adelante, que en el tiempo de descuento, fruto de una infantil expulsión a Saúl por protestar, acabaron embotellando al equipo rival, sin recompensa alguna y finalizando el partido tal y como empezó: 0-0.
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